El sábado pasado tuvimos nuestra tercera actividad de la Fundación: la Olimpiada Vuela 2012. Fue increíble por varios motivos: Primero, fue un evento que tuvo muchísimas complicaciones, incluso económicas. Sin embargo, nos pudimos percatar de que todo contribuye para el bien. Desde que los voluntarios arribaron al lugar de la olimpiada, se sentía una energía especial, no sería un sábado cualquiera. Ese sábado estaba destinado para ayudar, y ayudar te marca.
Al llegar poco a poco los niños participantes, se integraban a uno de los 16 equipos. Cuando todo estuvo listo, arrancó la inauguración entre bailes, risas y el desfile de los atletas. Finalmente, para empezar, la antorcha hizo su recorrido y encendió el pebetero.
Escuchamos esa inolvidable canción de Atlanta 96: «Puedes volar alto, sobre las alas de la fe, sin más temores por vencer». A partir de ese momento, todo fueron risas, porras, carreras, habilidad y diversión. La olimpiada consistía en varias pruebas, algunas relacionadas con deportes, como tiros penales y canastas y otras, con la habilidad, como transportar un huevo en una cuchara de un lado a otro de la cancha.
Nuestros pequeñitos, provenientes de diversas instituciones, olvidaron por un momento el dolor y la preocupación de su enfermedad. Esa era nuestra meta, quitarle a los niños con cáncer, el adjetivo “con cáncer”, porque estamos convencidos de que eso no los define como personas.
Sin duda este evento nos deja muy agradecidos con todas las personas que participaron: voluntarios, donadores y organizadores. Con las instituciones que asistieron: Aquí Nadie se Rinde, Casa de la Amistad para Niños con Cáncer y Luz de Vida. Con las empresas que cooperaron: Particularmente, FEMSA y el Instituto Cumbres. Al mismo tiempo, es un compromiso a seguir adelante y ayudar cada vez a más niños que lo necesitan.
Hoy Fundación Vuela es una realidad que no se va a detener y estamos seguros de que ayudará a cambiar la realidad social de nuestro país.