
Uno de los hospitales que más ha roto con todas las preconcepciones que teníamos sobre las niñas y niños con cáncer y su tratamiento es el Hospital Pediátrico Moctezuma en Ciudad de México. Sus instalaciones tienen más de 50 años de antigüedad y se nota, la distribución ya no responde a las actuales tendencias de atención médica y lo cierto es que se han quedado chicas para todas las especialidades y funciones que se realizan en el hospital.
Pero algo que nos llamó la atención desde las primeras veces que lo visitamos desde 2013 fueron los patios y jardines interiores con los que cuenta. Estaban diseñados para ayudar a dar luz natural a todas las áreas del hospital. Pero realmente el contenido y cuidado de los mismos dejaba mucho que desear. No pudimos evitar imaginarnos lo que sería tener un espacio que pudiera ser disfrutado por pacientes, familiares y personal de la salud. Un espacio que rompiera con la monotonía del hospital y llenara de color el día de los niños hospitalizados.
A partir de que esa idea quedó implantada en nuestra cabeza, no la pudimos sacar de ahí, al contrario, fue creciendo y creciendo. Pero igual que el cáncer, no creció de una manera ordenada, sino que se empezó a expandir sin control. Cada vez que cruzábamos por ese pasillo y mirábamos a la ventana, nos deteníamos a pensar en las posibilidades de ese patio para los niños que se atienden ahí.
Un día, uno de los asociados me llamó y me dijo: “Oye, Mattel está buscando donar dinero para construir un espacio de juego en un hospital de niños”. Sonaron las campanas, ¡era nuestra gran oportunidad de hacerlo realidad! Por supuesto que en ese momento no teníamos un proyecto arquitectónico ni un presupuesto de la obra. Ni siquiera estábamos seguros de lo que queríamos hacer en ese lugar. Pero como pudimos, preparamos una propuesta y la enviamos. Para nuestra sorpresa, fue aprobada y recibimos un donativo de un millón de pesos de Mattel.
Todo parecía ir bien, hasta que llegó el momento de hacer el proyecto y el presupuesto real, que estaba muy por encima de lo que imaginábamos, casi llegaba al triple. Sin embargo este era un proyecto que estaba destinado a convertirse en realidad. Gracias a Dios, pudimos usar el dinero del premio #UpgradeYourWorld de Microsoft para complementarlo y la cantidad restante la abrimos al público, al más puro estilo Vuela.

Cientos de personas y PyMes realizaron pequeños donativos que ascendieron a más de medio millón de pesos y con eso, el primer Proyecto Oasis de Vuela se convirtió en realidad. Ya no era solamente un patio, sino que construimos un nuevo salón dentro del Hospital: la Ludoteca Vuela. Decenas de voluntarios nos ayudaron con la pintura, acabados, materiales y mobiliarios del lugar.
El lugar cumplía perfectamente su función. Entrar ahí era como transportarse por arte de magia a otro lugar, lleno de colores, juguetes, sol, sombra, naturaleza y más. Hoy en día, cientos de niños con cáncer y miles de niños hospitalizados han podido disfrutar de momentos inolvidables en el Jardín de las Sorpresas y en la Ludoteca Vuela. Es lugar ha sido el punto de reunión para los grandes eventos de la Fundación, como el Festival de Navidad, la Adopción de los Vulpi y el Hospitaloween.
Ese lugar seguirá teniendo un lugar especial en nuestro corazón y no solo eso, sino que será una inspiración para próximos proyectos “Oasis” que realizaremos en Vuela más temprano que tarde.

Si quieres conocer más sobre el Jardín de las Sorpresas, puedes hacerlo aquí.

Diego Parada
Cofundador y CEO de Fundación Vuela